viernes, 4 de junio de 2010

Relaciones (Reconocimientos)

Mis recuerdos son de tardes sudorosas y balones con olor a cemento. En esas canchas comenzó la especial e inconsciente aventura, en un principio, de tratar de mantener el balón lejos del suelo en tu área.
Nunca fui un gran jugador y como entrenador, salvo mi doble escapada latinoamericana y una con mi propio país, siempre ejercí en el club que un día mi amigo y yo creamos. Llevo más de 30 años intentando que la pelota no se caiga, y no únicamente en ese campo rectangular con una red en medio.
El deporte me empujó a mirar al frente y no despistarme con las mil esquinas de mi barrio, a integrarme socialmente en el curso de una pubertad empapada de inseguridades; aquellas sabrosas endorfinas crearon la adicción más pura de la época. Para muchos acabo de definir el término Pasión, algo que si no se posee significa morir en vida.
Hoy en día me obligo a estar rodeado de esa gente que no quiere dejar caer la pelota. Paco Sánchez Jover es alguien que está acostumbrado a estas lides como nadie, luchador nato, inconcebible en ocasiones la simetría entre su gran carácter y su ternura. La culpa del empujón definitivo para dedicarme a formar y entrenar es toda suya, siempre con grandes ideas a largo plazo y con un gran liderazgo. Siempre consideré indudable su aportación en mi trayecto.
Venancio Costa sigue golpeando el mismo balón que yo. Eterno confidente al otro lado del teléfono, metódico y exageradamente positivo, Veni es un ser entrañable. Por una extraña casualidad, como todas las casualidades, coincidimos en el mismo instituto y casi desde aquel momento acordamos compartir alegrías y lágrimas. Crecemos juntos porque el respeto nos obliga a escucharnos el uno al otro.
El padrino de mi boda se llama Oscar Campos. Gran colocador, fue de los primeros isleños en decidirse a empaquetar tres cosas y buscar otros lugares sólo por el mero hecho de sentirse deportista, cuando aún quedaba lejos la capitalización de nuestra actividad. Siempre ofrece una opinión desde ángulos cuando menos interesantes, sobre todo cuando está relacionada con su pasado rol de director de juego.
Compartí los mejores entrenamientos de mi vida con Diego Gil , galopamos juntos las primeras envestidas de la adolescencia para luego decidir ambos rodear el camino de forma diferente y volvernos a encontrar. Receptivo hasta doler y con una brutal capacidad de trabajo, su gran virtud yace en la tranquilidad de reconocerse perfectamente como un simple y sólido amante del Voleibol.
Otra bendita extraña casualidad….o destino….hizo que en 1997 conociera a la persona mas influyente de toda mi vida. Athena Gerochristodoulou es mi fiel amiga y mi querida esposa, unos cuantos meses bastaron para rubricar el mejor contrato de nuestra existencia. Ex jugadora de Voleibol y de Voley-Playa, con una claridad y fuerza mentales que envidio cada día y con el mejor don que alguien puede tener, querer hacer felices a los demás. Su gran carácter, como buena descendiente de griegos, y su rigor canadiense aúnan a la persona más interesante que he conocido.
El Voleibol es la columna vertebral en todas estas relaciones, casi una estúpida excusa, pero en definitiva es lo que nos ha unido. Cada uno en nuestras vidas luchamos a diario por mantener el balón en alto, algunas veces resulta dificilísimo evitarlo y en otras ocasiones cae irremediablemente, y cuando eso pasa uno de nosotros siempre estará dispuesto a levantarte del parquet y volver a sacar por ti.

Tommy Alvarez.